Pepo y Choco en Terapia de adecuación para la vida doméstica
A veces la vida nos impone grandes cargas, como decidir luchar por tu propia vida o confundir la presencia de otros con un estado de amenaza.
Pepo y Choco son trabajadores, atentos, confiados y amables con las personas. Nuestros dos pequeños han pasado mucho tiempo solos, aislados, entre rejas. Hace tiempo, por circunstancias que sólo puede conocer un perro de refugio, comenzaron a llevarse mal con otros perros, incluso llegaron a pelearse con otros miembros de su manada con resultados nada agradables.
Se hizo imprescindible separarlos de los demás. Sabemos que no fue la decisión más acertada, pero era la única solución posible.
Esta situación es de sobra extendida en otros tantos refugios y protectoras. No hay muchos voluntarios, no hay mucho tiempo, sólo hay muchos perros que atender.
Ahora se ha hecho indispensable ayudarlos a mejorar. El aislamiento no ha ayudado mucho, solamente a dejar pasar el tiempo e incrementar su ansiedad.
Uno de nuestros voluntarios se ha ofrecido a seguir su terapia de adecuación a la vida doméstica, con la esperanza de que, algún día no muy lejano, disfruten de un hogar y una familia.
Son capaces de pasear sin dar tirones, de jugar de forma adecuada con personas, de respetar la comida en nuestras manos, de aprender señales básicas de obediencia y, sobre todo, son capaces de entregar amor.
Ya no son reactivos a la presencia de otros perros (o no más que cualquier otro perro), aunque nuestra recomendación es utilizar el bozal en las salidas para prevenir accidentes mientras se termina su terapia de rehabilitación.
Pepo y Choco, los "apartados", son capaces de viajar en coche juntos (tomando las debidas medidas de precaución) sin un solo gruñido, sin un solo mal gesto.
Necesitamos una acogida o adopción responsable para ellos, donde no haya más animales. Nosotros nos comprometemos a seguir con la terapia con la persona que se comprometa a tener alguno en casa y darle las pautas correspondientes para que sigan avanzando. Choco tiene epilepsia y necesitamos que esté en una casa para poder tratarlo.
Son capaces de atender, comprender y realizar las conductas que les pedimos.
Son capaces de indicarnos su absoluta confianza en nosotros
Son capaces, en resumen, de volver a ser perros sin problemas.
Pepo y Choco son trabajadores, atentos, confiados y amables con las personas. Nuestros dos pequeños han pasado mucho tiempo solos, aislados, entre rejas. Hace tiempo, por circunstancias que sólo puede conocer un perro de refugio, comenzaron a llevarse mal con otros perros, incluso llegaron a pelearse con otros miembros de su manada con resultados nada agradables.
Se hizo imprescindible separarlos de los demás. Sabemos que no fue la decisión más acertada, pero era la única solución posible.
Esta situación es de sobra extendida en otros tantos refugios y protectoras. No hay muchos voluntarios, no hay mucho tiempo, sólo hay muchos perros que atender.
Ahora se ha hecho indispensable ayudarlos a mejorar. El aislamiento no ha ayudado mucho, solamente a dejar pasar el tiempo e incrementar su ansiedad.
Uno de nuestros voluntarios se ha ofrecido a seguir su terapia de adecuación a la vida doméstica, con la esperanza de que, algún día no muy lejano, disfruten de un hogar y una familia.
Son capaces de pasear sin dar tirones, de jugar de forma adecuada con personas, de respetar la comida en nuestras manos, de aprender señales básicas de obediencia y, sobre todo, son capaces de entregar amor.
Ya no son reactivos a la presencia de otros perros (o no más que cualquier otro perro), aunque nuestra recomendación es utilizar el bozal en las salidas para prevenir accidentes mientras se termina su terapia de rehabilitación.
Pepo y Choco, los "apartados", son capaces de viajar en coche juntos (tomando las debidas medidas de precaución) sin un solo gruñido, sin un solo mal gesto.
Necesitamos una acogida o adopción responsable para ellos, donde no haya más animales. Nosotros nos comprometemos a seguir con la terapia con la persona que se comprometa a tener alguno en casa y darle las pautas correspondientes para que sigan avanzando. Choco tiene epilepsia y necesitamos que esté en una casa para poder tratarlo.
Son capaces de atender, comprender y realizar las conductas que les pedimos.
Son capaces de indicarnos su absoluta confianza en nosotros
Son capaces, en resumen, de volver a ser perros sin problemas.